En 1959 se aprobó la primera Declaración sobre los derechos del niño. Gracias a esta Declaración, las niñas y los niños contaban con unos de- rechos legalmente reconocidos.
Años después, en 1989, se firmó la Convención sobre los Derechos del niño, la cual ha influido positivamente en el modo en el que los gobier- nos elaboran las políticas públicas. Así, el reconocimiento de los niños y las niñas como sujetos de derechos humanos, ha llevado a escenarios en los que la infancia ha sido tenida en cuenta de manera específica.
Por ejemplo, gracias a este cambio de concepto, se ha asegurado que las personas que deciden sobre los asuntos que afectan a la infancia tengan siempre en cuenta los intereses del niño y la niña. Experiencias en esta línea serían aquellas que contemplan la participación de la infancia a la hora de decidir sobre las políticas urbanas de las ciudades (Tonucci, 1991).
Además, la Convención sobre los Derechos del niño también reconoce otra serie de derechos, como el derecho al ocio, al juego y a las acti- vidades recreativas propias de su edad. Esto se hace explícito porque se entiende que el juego es un elemento crucial en el desarrollo del niño y la niña.
Desde Cruz Roja Juventud nos sumamos a reconocer la importancia del juego y por ello elaboramos esta guía, con el objetivo de que sirva a madres, padres, tutores/as y agentes socializadores a extraer el máximo partido a los juegos y juguetes que facilitan a los/as niños/as.
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