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"Guía práctica para el consumidor: cómo reducir el desperdicio alimentario".
Autoría: Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, 2014
Se estima que un tercio de la producción mundial se pierde o desperdicia cada año en el mundo. Esta cantidad permitiría alimentar a 2.000 millones de personas, es decir, al incremento de la población mundial de aquí a 2.050.
Sin duda, el desperdicio alimentario es una oportunidad desaprovechada no solo para alimentar a la población mundial en aumento, sino para combatir el hambre y mejorar el nivel de nutrición de las poblaciones más desfavorecidas, en particular en el actual contexto de crisis económica en el que se han incre mentado el número de personas en situación de vulnerabilidad social.
Sin embargo, no se trata solamente de una cuestión ética. El desperdicio de alimentos plantea un impacto ambiental en términos de cantidad de recursos naturales finitos, como agua, tierra y recursos marinos utilizados en la producción de estos alimentos no consumidos.
En este contexto, el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, ha elaborado la Estrategia “Más Alimento, menos desperdicio”, que tiene como objetivo desarrollar actuaciones que contribuyan a un cambio real en las actitudes, procedimientos de trabajo y sistemas de gestión de todos los agentes de
la cadena alimentaria, que permita limitar reducir el desperdicio y las presiones ambientales.
El consumidor, como usuario final de los alimentos, puede contribuir de forma notable a ese cambio de hábitos. Un consumidor responsable debe ser consciente de las implicaciones sociales y medio ambientales que tiene cada una de las decisiones que toma en el momento de la compra y el consumo, y que determinan en gran parte las decisiones que toman los operadores a lo largo de
la cadena de suministros.
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